El amor es la cosa más ciega que he visto nunca. Que viene en el momento menos propicio de nuestra vida y te ataca de forma irremediable. El amor podría ser una de las enfermedades más peligrosas que existen, que no entiende de nada, ni sexo, ni edad, ni religión y ese largo etcétera. Entra para quedarse siempre o tal vez está de paso durante una temporada y luego vuelve cuando te crees que ha sido erradicada.

El amor hace sufrir, y mucho en algunas ocasiones, pero te hace sentir sensaciones que no es la misma con todas las personas que están a tu alrededor. El amor surge cuando piensa que puedes terminar la frase "nunca me volveré a enamorar" y cuando vas por la última palabra te das cuenta que lo has vuelto a caer en esas redes emocionales que todos tenemos.

El amor es aquello que nunca se va, permanece desde que estamos en el vientre de nuestra madre, desde que escuchamos las primeras palabras de amor incondicional como son las de los padres. 

El amor es aquello que haces, algo único en ti y de nadie más, algo que nos hace quienes somos, algo tan tangible pero a la misma vez no.

Amamos leer, amamos escribir, amamos la música, amamos la pintura, amamos casi todo lo que nos pongan delante de nosotros.

El amor nos azota a todos y a todas, de forma descomunal. Nos muestra la belleza más efímera que pueda existir como es una sonrisa, un gesto, su voz o cualquier cosa inimaginable.

Te diré algo, la mejor cosa (creo) que la naturaleza ha creado a día de hoy es sin lugar a dudas, el amor. Porque gracias a él nos muestra la verdad de lo que éramos, somos y seremos.