Tener que decir adiós a una persona a la que quieres siempre es duro. Da igual, si es de repente o cuando lleva tiempo de dura batalla. Se hace difícil tener que vivir sin ella, saber que nunca más podremos tener esas conversaciones cómplices, esos abrazos e incluso las discusiones que se tienen con esa persona, doy fe de esto último.
Y dios en algún lugar, o en caso de leerlo en catalán (como es mí caso) I déu en algun lloc; Sònia Moll nos habla en su poemario la perdida de su madre. Desde el inicio de una enfermedad tan dura, como el Alzheimer, hasta que ella muere.
El deseo sin espacio
rebota contra las costillas
como un pájaro encerado.
En mucho momentos del poemario, he llorado mucho por haberme sentido identificada con todas las sensaciones que plasma en el papel. El dolor de saber que poco a poco la iras perdiendo, sin saber cuando será; la negación que ella ya no estará, de no querer volver hablar sobre el tema porque aún duele esa herida hasta llegar al momento de ser capaz de poderse despedir de ella. Sin tener ningún tipo de rencor y haciéndolo desde amor más puro, como el que siente una hija por su madre.
Sinceramente, Moll ha conseguido una cosa muy difícil, en mi opinión, y es precisamente el poder ponerle palabras a una perdida.
2 Comentarios
Qué duro...
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola Margari! Te puedo asegurar que es muy duro. Pero, como comento, en el libro es una gran forma de sanar, un poco, esa herida
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