Quienes hemos leído los anteriores libros de Lola Vendetta, o mejor dicho de Raquel Riba Rossy, estamos acostumbrados a una parte más sádica del personaje. Pero en Una habitación propia con Wifi la autora se abre, mucho más, al lector.

En él nos encontramos de forma ilustrada, ciertas situaciones que no solemos escuchar dentro de nuestra vida. Como es el estrés o el no estar cómodos en un sitio. Comenzamos a desconectar de nosotros mismo para ser todo aquello que los demás quieren. Y acaba por asfixiarnos.

La autora narra, desde sus experiencias, ese camino agónico para llegar a cima y poder respira como una quiere. Sintiéndose libre de ser ella misma, pasando de ciertos juicios que nos hacemos nosotros mismo o escuchamos de la gente y, sobre todo, hacer nuestra vida. Aunque todo eso comporte dejar a ciertas personas en el camino o comportamientos que no concuerdan con quienes somos en realidad.

Por suerte, tal y como Raquel explica, nos encontramos dentro de ese proceso de cambio a ciertas personas que están de paso y otras que siempre han estado acompañándonos en cada momento.

También el libro nos habla de la muerte, desde un punto terrenal y de resurrección. Esta parte me ha encantado como lo explica, sobre todo por los diálogos que tiene con la muerte. No solo por la muerte de un ser querido, sino de nuestra propia muerte para poder volver a nacer y llegar a ese punto donde somos realmente nosotros.

A conclusión personal, Una habitación propia con Wifi una alegoría a poder encontrarse con una misma. Darse ciertos permisos sin tener un juicio encima, que nos limita como personas. Pero sobre todo, una pausa para replantear lo que se quiere en esta vida.

Y ahora sí, por último, me encantaría hacer una petición de que se convirtieran ciertas ilustraciones en láminas para colgar. Aparte de ser maravillosas, como ahora es el caso del dibujo de la cima, también podría servir como recordatorio para saber donde quieres estar.